2 de agosto de 2004

Esta ciudad

Leí en alguna guía turística que a la Ciudad de México la amas o la odias, pero que no te deja indiferente. En mi caso es cierto, sobre todo me despierta sentimientos encontrados. Nací aquí y he vivido toda mi vida aquí; no estoy seguro de que pudiera vivir en otro lado, necesito su adrenalina, sus distancias, su indeferencia tan marcada, sus vaivenes, su desapego. Pero hay veces que definitivamente te cansas y piensas estrategias para vaciarla o huir.

El viernes tuve que ir a Teoloyucan (que está en el Estado de México, cerca de la caseta de Tepozotlán, es decir la salida a Querétaro), para hacer una nota de la inauguración de un circo. Fue imposible, no pude llegar, hice dos horas hasta Cuautitlán y en ese momento tuve que desistir (ya no llegué a la función, ni modo será mañana).

El sábado hice mi segundo intento. Primero fui a Ecatepec para entrevistar a un señor que está en la Feria de San Cristóbal. Para llegar allá también hice miles de horas, pero llegué. De ahí tomé ruta para Teoloyucan por segunda vez. Pero los dioses de la lluvia decidieron que ese día tampoco llegara. Fue materialmente imposible. Tomé rumbo de regreso al Distrito Federal pensando en que tendré que regresar el próximo fin de semana, sólo que ahora maaaaaaaaaás temprano.

En fin, simplemente tenía que desahogarme. Después de esto regreso a querer a la Ciudad, por lo menos hasta la próxima vez.

Adiós

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