24 de febrero de 2006

De minas y televisoras

He seguido con atención malsana el asunto de la mina Pasta de Conchos. Para los despistados esta mina está ubicada en el estado de Coahuila, relativamente cerca a la frontera con los Estados Unidos. El domingo hubo una explosión y quedarón atrapados 65 mineros.

El asunto es que según se difundió desde el primer día, el lunes, el aire necesario para que esos 65 mineros sobrevivieran alcanzaba para seis horas; también se informó que dadas las características de la explosión y la cantidad de grisú era realmente imposible que fueran rescatados vivos.

A pesar de eso los medios, principalmente las televisoras (Televisa y TV Azteca), montaron un circo obsceno y grotesco alrededor de la supuesta esperanza de hallarlos vivos gracias a algún tipo de milagro. El noticiero más importante del país es el del canal dos de las diez y media de la noche que dirige Joaquín López Dóriga; dura una hora más o menos y toda la semana ha dedicado más de treinta minutos a la mina. Cuatro o cinco reporteros entre corresponsales y enviados (incluyendo a Loret de Mola) que dicen cada uno lo mismo. Además entrevista cada noche también al gobernador del estado y al Secretario del Trabajo que es el responsable por parte del gobierno federal (alguien me puede explicar por qué demonios el secretario del trabajo) que están al pie del tiro desde el domingo pasado. Cada enlace el reportero en turno dice algo así como: ...este día se han avanzado 100 metros y estamos a tres de encontrar el lugar donde seguro estarán tantos mineros, y es posible si dios quiere bla bla bla...

Estrategias burdas para subir el rating abusando de la fe, la confianza y la credulidad de los televidentes (o radioescuchas o lectores que aquí ningún medio se salva). El punto es que todos los que saben, saben que esos mineros están muertos; entonces este montaje sólo nos muestra el poco respeto de los medios hacia su público y hacia la sociedad mexicana en general. Lo peor es que parece que tienen razón, porque si aguzan un poco sus orejas escucharán en cada conversación palabras como "esperanza", "si dios quiere" y cosas así.

En resumen, tenemos los medios que nos merecemos.

Adiós

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