22 de julio de 2005

Baja California Sur

Recién voy llegando a Ciudad de México. Cansado y hastiado del calor y una serie de cosas que me salieron mal. El viaje programado a Xalapa se canceló por cuestiones más bien políticas. Tuve que hacer una gran cantidad de malabares para avisar a toda la gente que tenía que ir y que al final tampoco fue requerida. Acabé como el malo, pero que hace uno, yo recibo indicaciones y las transmito, así funciona esto.

Al fin no fue tan mala la cancelación, porque yo no quería ir, máxime porque el traslado iba a estar de locos. Llegar a Ciudad de México, tomar un avión a Veracruz y de ahí un autobús hasta Xalapa, iba a estar todo el día viajando. De cuaquier manera ya estoy en casita.

De La Paz les puedo decir que regresé impresionado del mar, no había visto colores tan atractivos en el mar en mucho tiempo. Yo nunca había estado en Baja California Sur y regresé un tanto impresionado por cosas supongo que son obvias, pero en las cuales yo no había reparado.

Por ejemplo, ustedes saben que es la parte sur de la península de Baja California, pero sabían que para llegar a Tijuana (es decir la parte más al norte de la península) se hacen 20 horas. Entonces este estado de la república está prácticamente aislado del mundo. Es de hecho una isla a varias horas (muchas horas) de cualquier lado. Es además un estado prácticamente despoblado, cuenta apenas con cuatrocientos y tantos mil habitantes (creo que eso hay en la colonia donde vivo), de modo que las oportunidades de desarrollo son prácticamente nulas. Sólo les queda el turismo y ahí sí hay muchísimo, pero concentrado en la punta sur, en Los Cabos, que hoy es el desarrollo turístico más intenso del país. También es un estado donde viven una gran cantidad de extranjeros, principalmente gringos jubilados que vienen aquí a morir y a gastar sus exiguas pensiones en un país barato donde sus dolaritos son suficientes. Esto se da principalmente en la zona de Todos los santos, donde está, por cierto, el Hotel California (sí, el de la canción). Otra característica es la dispersión, pues aparte de La Paz y Los Cabos no existen ciudades mayores a quince o treinta mil habitantes. La gente en la parte norte del estado vive mayoritariamente en comunidades menores a dos mil quinientos habitantes, todo eso en un estado que mide mil kilómetros de punta a punta.

Es verdad que sientes el aislamiento, te sientes lejos de todos y todo. Soy susceptible a esas cosas sí, pero es muy extraño para alguien que vive en una región tan intensamente pobladay en la que a donde quiera que vayas siempre tendrás en tu campo visual gente o por lo menos indicativos de la presencia de la gente.

Adiós

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