30 de mayo de 2007

RCTV

Estamos acostumbrados a entender la censura (en México y probablemente en América Latina) como un ejercicio del Estado; el gobierno omnipotente que evita el acceso del público a información no conveniente al stablishment. Sin embargo hace muchos años que esa no es la norma en México, por el contrario, la censura existe sí, pero con base en los intereses de las dos grandes televisoras que dominan el espectro radioeléctrico del país. Ahora las televisoras transmiten lo que les conviene de acuerdo a sus intereses, que pueden ser, o no, los mismos que los del poder establecido. Para muestra observemos la campaña de desprestigio que lanzó TV Azteca en contra del exsenador Corral relacionado con el litigio que se lleva en la corte por la Ley de Medios (también conocida como Ley Televisa).

En Venezuela las cosas no son muy diferentes, las televisoras acumulan muchísimo poder y a diferencia que en México sus intereses sí son opuestos a los del poder. Es más, el grupo de medios más poderoso de la región se encuentra en ese país (el grupo Cisneros, seguido de cerca por O Globo de Brasil y Televisa de México). De modo que la decisión de cerrar RCTV que tomó el presidente Chavez por supuesto que limita la libertad de expresión y por su puesto que es una venganza, pero en realidad sólo limita la libertad de expresión de cierto sector de la población que continúa muy bien representado por otras cadenas, incluyendo la poderosísima Venevisión a la que por cierto no se atreve a tocar ni con el pétalo de una rosa.

Entonces eso de que se vulneró la libertad de expresión y todo el argüende que montan en aquella nación de América del Sur es, por lo menos, bastante exagerado. En realidad es una pugna entre poderes fácticos donde el lado del gobierno lleva las de ganar. Algunos deciden negociar (como Venevisión) otros confrontarse; los primeros se mantienen y los segundos desaparecen. Así funcionan las cosas con el poder.

Adiós

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