21 de junio de 2005

Ensueño

Qué sentirían de vivir en un pequeño pueblo, tranquilo, sin pobres, completamente urbanizado, sin crisis económicas, sin prejuicios y con todo lo que puedas deseear a la mano. Así es Boulder, Colorado. Ubicado al pie de las montañas Rocallosas, es una ciudad universitaria (sede de la Universidad de Colorado), en donde todo el mundo vive sin preocupaciones reales. Es una comunidad con un nivel de vida muy alto incluso para los estándares de los Estados Unidos. Está poblado por gente que no va a las ciudades más que por necesidades imperiosas (por ejemplo ver un partido de fútbol americano o de beisbol). No existe discriminación y hay muchos mexicanos y asiáticos. La vida es cara pero los ingresos son altos. Es un lugar perfecto pues.

Ahí vive mi hermano, a quien no veía desde hace ocho años y que visité este fin de semana que pasó. Su hija, mi sobrina se graduó de la preparatoria (high school) y ahora se va a Tennesse a estudiar ingeniería mecánica (¿?). Fue grato el reencuentro, la vez anterior no andaba muy bien, tenía broncas maritales y vivía en un lugar que no le hacía muy feliz (en Michigan). Ahora ya está divorciado y feliz, sin broncas.

Por mi parte me desconecté completamente de las broncas, alucines y sin sabores de aquí. Me concentré por completo en el american way of life, me dediqué a discutir de deportes y de marcas de autos como si fuera yo un gringo cualquiera, incluso fui a un bar a ver el partido de los pistones de Detroit contra las espuelas de San Antonio (yo tan antideporte que soy).

Ya cuando el avión aterrizó en Ciudad de México regrese un poco a la realidad cotidiana: tráfico, grafiti, baches, etcétera, pero aún ando bastante desconectado de la situación.

Entonces oficialmente este blog hoy está de buenas, así que no hablaré del metrobús ni del subcomandante ni nada parecido que enturbie el panorama. Lo dejaremos para mañana.

Adiós

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