23 de noviembre de 2005

De moral

Las iglesias, cualquier iglesia, tienen una función fundamental (aparte del asunto del dios de su preferencia, tema que prefiero evitar, pues como saben yo soy declaradamente ateo), y es plantear códigos de conducta y desempeños morales en la relación de los humanos entre sí. Están inmersas en el mundo del deber ser, y por lo tanto son imperativas, establecen reglas que deben ser seguidas por sus fieles.

Por supuesto tienen una función social muy importante, y sirven para reducir los actos considerados inmorales (en términos filosóficos) e ilegales (en términos juridicos). Así la gente usualmente no mata o no roba o se comporta de determinadas maneras por el mandato que reciben de la iglesia (entre otras razones, claro).

Hasta aquí está muy bien, el problema es que las normas, la moral de una sociedad específica es dinámica, es decir que cambia constantemente los valores que la rijen. El día de hoy se está difundiendo un mandato de Ratzinger que establece la prohibición de que los homosexuales reciban los votos del sacerdocio. Obviamente esta disposición para el mundo occidental es anacrónica, los LGBT (con muchos trabajos pro supuesto) son cada vez más reconocidos primero que nada como gente (que antes eran enfermos subhumanos), luego como sujetos de derecho y al final, supongo que en el mediano plazo, simplemente será un asunto de preferencias como quien es vegetariano, es decir ya no más seres que generan cuchicheos a sus espaldas.

Pero hay un problema, la moral católica se fundamenta en premisas que aparecen en un libro que se escribió hace casi dos mil años y que está pensado con la moral judía que es particularmente machista y sentenciosa. Cómo se hace para que los católicos se pongan al corriente respecto a la moral actual. Es una taréa que la santa madre iglesia tendrá que evaluar en algún momento de este siglo. Por supuesto primero tendrá que morir Ratzinger, pues el nuevo Papa es más conservador que el anterior (que ye es mucho decir).

Tendrá que aprender a ponerse al corriente respecto a los cambios que sufra la moral occidental o acabará siendo una fe minoritaria (y miren que prefiero a la iglesia católica que a las gringas en todas sus versiones -metodistas, cristianos, adventistas, mormones y no sé que más).

Adiós

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