10 de agosto de 2005

Imperfectos

¿Han escuchado alguna vez a alguien decir que el cuerpo humano es perfecto? ya sea que esta perfección la achaquen a algún Dios, la naturaleza o al cirujano plástico de su preferencia, dicha afirmación es un lugar común. Pero no se han quedado con un saborcito amargo cada vez que la escuchan... yo sí.

El cuerpo humano fue diseñado para movimiento constante, para huir de las fieras y cazar su propio alimento. El diseño estándar nunca consideró la vida sedentaria y mucho menos que cada ejemplar duraría más de cuarenta años. El resultado de este error de origen son las llantitas (o de plano obesidad galopante) y el envejecimiento indigno. Los dolores de espalda por ejemplo. Resulta que aquello que nos hace humanos y diferentes del resto de los animales es un cerebro grande (lo cual implica una cabeza grande) y las extremidades superiores utilizables para manipular objetos y no para la simple motricidad. El problema es que este modelo básico erguido es inoperante porque se opone constantemente a la fuerza de gravedad lo cual ocasiona jorobas, dolores de espalda, descalcificación de los huesos y no sé que más broncas; sin contar que el tamaño de la cabeza no ayuda.

Los callos, malditos engendros que surgen en los pies o las manos. Tienen una función, ¿lo sabían?, es una cubierta que protege al pie de las irregularidades del terreno. Sólo que existe un problema, nunca consideró el modelo homo sapiens que usaría zapatos. Y los zapatos implican callos inútiles y dolorosos (además de ser forma de vida de los podólogos claro).

Además es complicadisimo, adentro de la pancita de cada quien está lleno de órganos, venas y cablecitos. No soy ingeniero ni nada por el estilo, pero entiendo que una máxima intachable es "mientras más sencillo menos posibilidad de falla". Obviamente no es el caso, una herida pequeñita y todo el sistema puede fallar. Un golpecito por aquí, un cuerpo extraño por allá y deja de funcionar no sólo el órgano o cablecito afectado, sino todo el individuo.

Podría seguir enumerando imperfecciones que supongo, la tecnología irá corrigiendo poco a poco, hasta que en unos años (no sé cuantos) el modelo básico hombre/mujer sea completamente diferente al actual. Pero entre tanto, por favor no me salgan con que el cuerpo humano es perfecto.

Por cierto al rato salgo para Ciudad Victoria, Tamaulipas, de modo que ahora los veo hasta el sábado. No dejen de venir.

Adiós

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