16 de septiembre de 2008

Morelia

Además de espantado estoy asombrado ante lo que sucedió anoche en Morelia. Si es que al final se confirma que el culpable fue el narco, estaríamos entrando a una etapa completamente nueva respecto a la forma en que operan estos grupos tan poderosos.

Hasta ahora, a pesar del nivel de violencia que muestran, los narcotraficantes se habían limitado a matarse entre ellos o a los integrantes de los cuerpos de seguridad del Estado, pero lo de anoche fue un acto de terrorismo liso y llano. Volver los ojos y hacer víctimas a los ciudadanos comunes nos aproxima ahora sí a condiciones de pánico. Es decir, hasta ayer yo me sentía bastante tranquilo, no soy narco, no soy policía, no tengo tratos ni con unos ni con otros, y a menos que quedara en medio de una balacera (cosa que no sucede en Ciudad de México), no tenía realmente ningún riesgo.

Pero ya que el narco atacó con el único objeto de crear terror entre la población damos un paso más hacia escenarios de ingobernabilidad y de respuesta ilimitada. A ver como se ponen las cosas. Esto sí es una guerra, que me temo será muy difícil ganar.

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