16 de diciembre de 2005

Excélsior

Por razones que no viene al caso comentar aquí recién he roto mis vínculos personales con El Excélsior, que para aquellos despistados es un diario que se edita aquí en Ciudad de México. Como yo estudié antes que otra cosa ciencias de la comunicación (luego me di cuenta que no me servía para nada y estudié sociología), cuando tuve la oportunidad de entrar a su redacción me sentía traspasando un templo; y como no creo regresar voy a explicar porqué digo que era algo así como un templo. Es una historia bien conocida, a la mejor algún detalle se me va porque la hago sólo de memoria.

El Excélsior nació en 1917, y fue un diario muy influyente al igual que su vecino (El Universal)durante la primera mitad del siglo pasado. Por problemas fundamentalmente económicos, el diario se entregó a los trabajadores y se conformó como cooperativa. Esto significa que los trabajadores eran a la vez propietarios, con las ventajas y desventajas que ello implica.

Pero fue en 1963 que El Excélsior dio su salto a la fama, cuando asume la dirección Julio Scherer, que consigue atraer a los periodistas e intelectuales más importantes del país a escribir en sus páginas. Scherer tuvo una relación de amor-odio con el poder (vean para ello su libro Los Presidentes). Entonces era el periódico catalogado como entre los diez mejores del mundo (no tengo idea quien decide que un periódico es mejor que otro, pero El Excélsior se enseña todavía hoy en las escuelas de periodismo en muchas partes del mundo). Venían propietarios y directores de diarios de asia, sudamérica y otros lados a conocer su estilo y forma de trabajar.

Sin embargo esta época duró hasta 1976. Ese año el régimen de Echeverría se cansó del abierto oposicionismo de Scherer e impulsó a un grupo de periodistas descontentos a tomar la dirección del periódico y correr al grupo de izquierda. Este grupo, encabezado por Regino Díaz Redondo convocó a una serie de asambleas y reuniones de los trabajadores (principalmente de los talleres y de Ultimas Noticias, el vespertino) lo cual generó una serie de crisis a la larga insuperables. Hay anécdotas interesantes: Todas las personas que apoyaban a Scherer decidieron publicar un desplegado a su favor, acusando al gobierno de Echeverría, lo cual impidió el grupo de Regino de modo que en lugar del desplegado se publicó una página en blanco (ese fue un hito bochornoso en la historia del periodismo mexicano).

Total que para el 8 de julio de 1976 se orquesta la asamblea definitiva donde los cooperativistas acordaron la expulsión de Scherer, que se fue acompañado de los periodistas e intelectuales más importantes del país en esa época. Este hecho se llama "El golpe a Excélsior". Regino se quedó con la dirección que mantuvo hasta 2001.

De los que se fueron nacieron otras publicaciones. El mismo Scherer creo la revista semanal Proceso, que editó su primer número en noviembre de ese mismo año (querían publicar antes de que concluyera el sexenio de Echeverría, es decir en diciembre de 1976). Nació el Uno más Uno, de Becerra Acosta, que en 1983 sufriría su propio cisma y daría su lugar a La Jornada y nació también la revista Vuelta de Octavio Paz y todo su grupo. La mayor parte de los consagrados de los medios de comunicación de hoy en México estuvieron involucrados con Excélsior o alguno de los que aquí menciono; es la vieja escuela de los medios mexicanos.

Pero El Excélsior siguió sobreviviendo ahora cobijado por el poder. Sus trabajadores obtuvieron grandes ganancias de ese acuerdo, de modo que eran envidiados (en lo económico) por los que trabajaban en otros diarios. Ello acabó con la llegada de Ernesto Zedillo. Prácticamente se acabaron los apoyos extraordinarios para este periódico del que ahora decían que era el oficial del régimen (es más dicen que por eso acabaron con El Nacional, pues "para que queremos dos periódicos oficiales").

El momento de mayor crisis económica inició a partir de las elecciones del 2000, cuando Regino cometió un terrible error, tirarse a matar a favor de Labastida que como todos saben perdió las elecciones. Se quedaron con las manos en la puerta. Cuando Vicente Fox ganó se le escuchó decir a Regino públicamente "nunca hemos sido un diario de oposición y no lo seremos ahora", así que corrió a ponerse a las órdenes del panista. Fox ni siquiera lo recibió.

Para el 2001 un movimiento renovador que surgió de Últimas Noticias derribó a Regino. Desgraciadamente ya era demasiado tarde, estaba la cooperativa completamente endeudada y sin capacidad de maniobra alguna. Además los que quedaron arriba a la salida de Regino, ejemplos patentes del viejo régimen, comenzaron a enriquecerse inexplicablemente mientras que el resto nada más los veía. Otra toma del poder, otros arriba enriqueciéndose tambien, otra toma del poder, otros arriba, otro golpe, otros arriba, así hasta el infinito. De hecho todavía esta semana hubo un cambio de dirección violento.

Entre tanto a los trabajadores tiene cerca de dos años que no les pagan o les pagan un porcentaje ofensivo de su ingreso, las instalaciones se desmoronan, no hay nadie que limpié, no hay insumos, están a obscuras porque nadie cambia las lámparas, en fin están en la miseria absoluta. La gente que queda ahí sigue trabajando sólo por amor al arte y al periódico. Cuando entras te das cuenta de las condiciones sobre todo de la gente, que parece zombie publcando lo que sea con tal de que haya diario al día siguiente, porque eso sí, nunca ha dejado de aparecer.

Si tú eres un recién egresado de la carrera de comunicación o periodismo y no estás interesado en cobrar, pero quieres adquirir experiencia ve al Excélsior, pues con el esquema de prácticas profesionales les dejan ahora fuentes nodales a los pasantes, de hecho la chava que cubre presidencia está en dicha situación. Pero hay que apurarse, porque quien sabe cuanto dure.

Lo más triste de esta historia es el nivel al que ha llegado, y ver como los que quedan se pelean como chacales por lo poco que resta. Es un resultado de las incongruencias de setenta años de priísmo y su relación perversa con los medios. Al futuro veo que morirá de inanición, porque además ni siquiera se puede vender (y ha habido muchas ofertas interesantes) porque cada grupo que sale demanda al que entra y entre tanto existan juicios en proceso todos los bienes están congelados. POr eso digo que es como entrar a un templo, como ver ruinas que fueron gloriosas hace mil años y que ya no lo son más.

Adiós

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