Cuando los diputados y senadores del PRI, PAN y algunos micropartidos aprobaron la reforma hacendaria tuvieron el detalle de no leerla, para qué si ya había recibido el visto bueno de sus asesores. No es ni la primera ni la última vez que veremos situaciones así (se acuerdan de Pablo Gómez diciendo que votó a favor de la Ley Televisa porque no la leyó).
Pero hubo un pequeño detalle. La propuesta que envió Hacienda consideraba que el impuesto a gasolinas comenzara a aplicarse a partir de octubre (es decir la próxima semana) y los legisladores juraban que el impuesto entraría a partir de enero.
Ya para cuando se dieron cuenta de su error era demasiado tarde, veíamos a diputados con rostros compungidos que pedían al ejecutivo que no fuera gacho, que corrigiera el error, que iniciara la aplicación del impuesto hasta enero.
Hoy, Calderón, en cadena nacional, salió a anunciar como si deberas fuera una graciosa concesión, que el impuesto comenzaría a operar hasta enero. Por qué, pues porque es bien buena gente pero se le olvido comentar que fue a pedido expreso de los legisladores.
¿Todos contentos? Calderón sí, porque ahora es un ejecutivo sensible a las necesidades de sus gobernados. Pero y los legisladores, que ni siquiera podrán hacer capital político de estos gaffes... ¿y la gente? pues será la que pague el error, porque ya vivimos los aumentos de productos básicos que siempre acompañan los incrementos en combustibles, pero sin aumento en combustible, de modo que el aumento se repetirá en enero...
Me da la impresión de que alguien se está burlando de nosotros... ¿a ustedes no?
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