Regreso al tema del post pasado, ahora con una anécdota. Mi amiga que llevaba meses planeando sus vacaciones fue de las últimas que alcanzó vuelo a Cuba (porque el gobierno cubano después canceló todas las rutas entre México y la isla).
El hecho es que llegó a La Habana, al aeropuerto José Martí, fue recibida por funcionarios cubanos, la encerraron en una habitación (junto con el resto de los mexicanos en el vuelo), y después de unas horas la subieron a otro avión de regreso a la Ciudad de México; ¿ya comenté que estaba y está perfectamente sana?, y que no había ningún síntoma que diera el menor argumento a la autoridad cubana de que implicaba un riesgo a Cuba y a su población...
Estas actitudes xenófobas y paranoicas las esperas, no sé, tal vez de alemanes o chinos, que no tienen vínculos profundos con México, pero de Cuba o de Argentina; de pronto te das cuenta dónde están en realidad Cuba y Argentina y Ecuador (inocentes, cancelaron todos los vuelos a México, sólo que no hay vuelos entre México y Ecuador), con relación a México.
Bueno, ya suficiente amargura. Lo realmente importante de hoy es que saben cuándo va a ser el siguiente brote de influenza porcinohumana a h1n1... el sábado próximo cuando salgan todos desesperados a comprar sus regalos para el día de las madres, porque no pudieron hacerlo antes (con los almancenes y las tiendas y todo cerrado). Porque llegar el día de las madres sin un regalo es algo que a difícilmente sucederá. ¿O no?
4 de mayo de 2009
2 de mayo de 2009
Parias
Parece que los mexicanos ahora estamos destinados a ser señalados con el dedo y a sobrellevar miradas de reojo, insultos soltados a media voz y en el peor de los escenarios hasta lluvias de piedras en nuestras andanzas por el mundo, como intocables, parias o leprosos.
Ya me imagino lo que piensan los cientos de hongkonenses que ahora están recluidos en un hotel en esa ciudad porque a un mexicano se le ocurrió llegar a enfermarse precisamente ahí. Y también se reproduce en el país con los chilangos; precisamente ayer platicaba con una chava de Cuernavaca que se quejaba amargamente de que en este puente forzoso íbamos hordas de capitalinos influenzosos a llevar nuestros mortales virus a sus tranquilas comunidades.
La enfermedad más grave es de nuevo la ignorancia, que saca lo peor de todos nosotros, como si fueramos personajes de un libro de Saramago. Lo bueno de todo esto es que no tengo programada ninguna salida próxima.
Ya me imagino lo que piensan los cientos de hongkonenses que ahora están recluidos en un hotel en esa ciudad porque a un mexicano se le ocurrió llegar a enfermarse precisamente ahí. Y también se reproduce en el país con los chilangos; precisamente ayer platicaba con una chava de Cuernavaca que se quejaba amargamente de que en este puente forzoso íbamos hordas de capitalinos influenzosos a llevar nuestros mortales virus a sus tranquilas comunidades.
La enfermedad más grave es de nuevo la ignorancia, que saca lo peor de todos nosotros, como si fueramos personajes de un libro de Saramago. Lo bueno de todo esto es que no tengo programada ninguna salida próxima.
1 de mayo de 2009
Aún vivo
Pues el último reporte es que todavía estoy vivo, no he tosido, no me duele la cabeza (más allá de una leve cruda), ni el cuerpecito ni nada. Me mantengo sano y ahora estoy trabajando porque hay que reportar que onda con la gripita esta.
Creo que ya la paranoia se está terminando, ya la gente comienza a fastidiarse con el tema, así que la próxima semana, espero, se acabará el tópico de influenza humana (o A o como chingaos se llame ahora) y podremos regresar a preocuparnos por la crisis, o la última estupidez gue diga Germán Martínez (no lo había pensado, pero la ventaja de esta contingencia es que nuestra clase política está bien calladita).
Por cierto alguien por amor de dios dígale a José Ángel Córdova que no se dice "mas sin embargo", me sale salpullido cada que se lo oigo.
Seguimos reportando.
Creo que ya la paranoia se está terminando, ya la gente comienza a fastidiarse con el tema, así que la próxima semana, espero, se acabará el tópico de influenza humana (o A o como chingaos se llame ahora) y podremos regresar a preocuparnos por la crisis, o la última estupidez gue diga Germán Martínez (no lo había pensado, pero la ventaja de esta contingencia es que nuestra clase política está bien calladita).
Por cierto alguien por amor de dios dígale a José Ángel Córdova que no se dice "mas sin embargo", me sale salpullido cada que se lo oigo.
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