El domingo pasado estuve en el festejo número 99 de mi abuela. Es una mujer con una historia impresionante y muy avanzada para su época. Se casó, se divorció, se volvió a casar y a divorciar y luego nomás se arrejuntaba. Todo eso en los años cuarenta o cincuenta del siglo pasado; es decir cuando eso estaba prohibidísimo. Trabajó en miles de lados y en miles de países (bueno no miles, pero sí muchos). trabajó en la construcción del tren que va de Baja California a Sonora, en el desierto de Altar, que es más que inhospito y trabajó en condiciones inclementes. En cambio le tocó también estar en la embajada mexicana en Washington y pasársela muy bien.
También tuvo su lado malo; tuvo tres hijas que siempre estuvieron solas (por lo menos las dos mayores), al cuidado de familiares que velaban por ellas mientras su mamá andaba de pata de perro. Eso a la larga ocasionó broncas y dolores que aún no se quitan.
Ahora mi abuela está en una silla de ruedas y ya no sabe claramente quién es quién, aunque todavía disfruta la fiesta, uno que otro vodka, en fin, no lo pasa tan mal. Supongo.
25 de enero de 2011
21 de enero de 2011
Las rutas cotidianas
Durante mi ya larga existencia he estudiado y trabajado en diversos puntos de la ciudad. Me han tocado lugares lejanos y cercanos, pero siempre había tenido la suerte de que mis tiempos de traslado eran bastante buenos. De 30 a 40 minutos en promedio, lo cual es un privilegio y un lujo en una ciudad como ésta.
Sin embargo desde el 2009 inicié un nuevo trabajo, de burócrata como siempre (creo que mi castigo por ser ateo es ser burócrata hasta el último de mis días) pero ahora en la administración pública del Estado de México. Todo un año las oficinas estuvieron muy cerca del exToreo de Cuatro Caminos, así que mi tiempo de traslado se mantuvo en los estándares ya dichos, pero a partir del pasado noviembre nos cambiamos a... Interlomas...
No, no, no, es un infierno viajar todos los días de y hacia este lugar dejado de la mano de dios. Para empezar este barrio, zona, culo del mundo, parece suburbio gringo guanabí, todo está lejos, todo debe ser en carro y todo es caro; no puedes salir a la tiendita porque no hay, la única opción es ir a uno de los millones de centros comerciales que existen. De hecho mi oficina está en uno de ellos, de esos que tienen centro comercial, oficina y viviendas absurdamente caras (un depa de 80 metros cuesta por hay de los tres millones de pesos). Además claro, pues no se puede fumar, así que para hacerlo tengo que bajar diez pisos y cruzar todo el puto centro comercial. para cuando regreso a la oficina ya me dieron ganas de fumar de nuevo.
Y el tema de la distancia. Si me va bien y las estrellas se alínean en mi favor hago una hora en la mañana y hora 20 u hora y media en la noche. pero sí no..., he hecho hasta tres (sí, tres) malditas horas para llegar o salir de aquí. Es cuando comienza a reinventarse tu relación con el carro y con la ciudad. Tuve que comprar un blackberry para recibir correo en esas horas perdidas, y de paso lo aprovecho para revisar el feis y el tuiter y las noticias. Además ese aparatito tiene gps, así que en ocasiones me ayuda para encontrar atajos (que es una quimera de la ciudad, porque el atajo sólo te saca a otra calle igual de congestionada, per bueno, la ilusión permanece).
Eso sin contar el hecho de que tengo que salir de mi amado Distrito Federal y entrar en las tenebrosas garras del Estado de México (¿establo de méxico?). Si el defe está jodido en temas como seguridad, transporte, pavimento y así, el estado es 18 veces peor, neta, en serio, el feudo de Peña Nieto y gaviota es como el quinto infierno, aquí todo es una copia mala del defe. Si en Ciudad de México hacen Metrobús aquí inventaron el Mexibús, sólo que más caro y reteharto chafa, madreando absolutamente la avenida por la que corre y ya con muchos muertitos porque nunca pensaron en cosas como pasos peatonales. Si en el defe inventan las tarjetas para viejitos aquí se les ocurrió un programa vilmente electorero que se llama 60 a 70. La diferencia es que tienen que ir a cobrar una miseria, en un evento de quinta cada dos meses a cambio de su credencial de elector. Nada que ver con la eficiente tarjeta de débito que dal el GDF.
Bueno, ya me desvié, me iba a quejar del tránsito y terminé despotricando en contra del gobierno para el que trabajo, pero sí se lo merece, ya les iré contando. El punto es que si alguien me ofrece chamba en algún lugar dentro de la Ciudad se los agradecería muchísimo.
Adiós
Sin embargo desde el 2009 inicié un nuevo trabajo, de burócrata como siempre (creo que mi castigo por ser ateo es ser burócrata hasta el último de mis días) pero ahora en la administración pública del Estado de México. Todo un año las oficinas estuvieron muy cerca del exToreo de Cuatro Caminos, así que mi tiempo de traslado se mantuvo en los estándares ya dichos, pero a partir del pasado noviembre nos cambiamos a... Interlomas...
No, no, no, es un infierno viajar todos los días de y hacia este lugar dejado de la mano de dios. Para empezar este barrio, zona, culo del mundo, parece suburbio gringo guanabí, todo está lejos, todo debe ser en carro y todo es caro; no puedes salir a la tiendita porque no hay, la única opción es ir a uno de los millones de centros comerciales que existen. De hecho mi oficina está en uno de ellos, de esos que tienen centro comercial, oficina y viviendas absurdamente caras (un depa de 80 metros cuesta por hay de los tres millones de pesos). Además claro, pues no se puede fumar, así que para hacerlo tengo que bajar diez pisos y cruzar todo el puto centro comercial. para cuando regreso a la oficina ya me dieron ganas de fumar de nuevo.
Y el tema de la distancia. Si me va bien y las estrellas se alínean en mi favor hago una hora en la mañana y hora 20 u hora y media en la noche. pero sí no..., he hecho hasta tres (sí, tres) malditas horas para llegar o salir de aquí. Es cuando comienza a reinventarse tu relación con el carro y con la ciudad. Tuve que comprar un blackberry para recibir correo en esas horas perdidas, y de paso lo aprovecho para revisar el feis y el tuiter y las noticias. Además ese aparatito tiene gps, así que en ocasiones me ayuda para encontrar atajos (que es una quimera de la ciudad, porque el atajo sólo te saca a otra calle igual de congestionada, per bueno, la ilusión permanece).
Eso sin contar el hecho de que tengo que salir de mi amado Distrito Federal y entrar en las tenebrosas garras del Estado de México (¿establo de méxico?). Si el defe está jodido en temas como seguridad, transporte, pavimento y así, el estado es 18 veces peor, neta, en serio, el feudo de Peña Nieto y gaviota es como el quinto infierno, aquí todo es una copia mala del defe. Si en Ciudad de México hacen Metrobús aquí inventaron el Mexibús, sólo que más caro y reteharto chafa, madreando absolutamente la avenida por la que corre y ya con muchos muertitos porque nunca pensaron en cosas como pasos peatonales. Si en el defe inventan las tarjetas para viejitos aquí se les ocurrió un programa vilmente electorero que se llama 60 a 70. La diferencia es que tienen que ir a cobrar una miseria, en un evento de quinta cada dos meses a cambio de su credencial de elector. Nada que ver con la eficiente tarjeta de débito que dal el GDF.
Bueno, ya me desvié, me iba a quejar del tránsito y terminé despotricando en contra del gobierno para el que trabajo, pero sí se lo merece, ya les iré contando. El punto es que si alguien me ofrece chamba en algún lugar dentro de la Ciudad se los agradecería muchísimo.
Adiós
19 de enero de 2011
¿De vuelta?
De plano ya ni me acordaba como se le hacía para escribir un post. Y es que ya tiene cerca de año y medio que no escribía nada. Y sí han pasado cosas, vaya que sí. Del tema laboral pues mi destino, parece es ser burócrata, así que sigo brincando de un puesto a otro de una dependencia a otra, pero burócrata al fin.
Pero lo más relevante fue la llegada del antropomorfito. Unos cuantos días después del útlimo post, es decir en mayo de 2009 llegó un nuevo sujetito que volteó mi vida de cabeza. Para bien, la mayor parte del tiempo, pero si ha sido un cambio, pues raro.
Un par de años antes estaba yo seguro que seguiría sin descendencia por el resto de mis días y vean hoy. Viviendo casi como asceta, sin ir al cine, casi sin salir de antro, vaya, con una vida convertida en casa, oficina, casa. Obviamente no me arrepiento, la verdad es muy divertido criar; seguro lo hago mal, pero es divertido.
Además trato de observarme en tercera persona y me sorprendo de mí mismo, no puedo creer que yo soy yo.
Así van transcurriendo los años.
Pero lo más relevante fue la llegada del antropomorfito. Unos cuantos días después del útlimo post, es decir en mayo de 2009 llegó un nuevo sujetito que volteó mi vida de cabeza. Para bien, la mayor parte del tiempo, pero si ha sido un cambio, pues raro.
Un par de años antes estaba yo seguro que seguiría sin descendencia por el resto de mis días y vean hoy. Viviendo casi como asceta, sin ir al cine, casi sin salir de antro, vaya, con una vida convertida en casa, oficina, casa. Obviamente no me arrepiento, la verdad es muy divertido criar; seguro lo hago mal, pero es divertido.
Además trato de observarme en tercera persona y me sorprendo de mí mismo, no puedo creer que yo soy yo.
Así van transcurriendo los años.
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