11 de octubre de 2005

El mundo se va a acabar...

Si Dios exisitiera diría que está enojado, pero como no existe pues no puede estar enojado, verdad. El punto es que este año ha estado bastante complicado para los habitantes del mundo. El tsunami del Índico, los huracanes que golpearon a Estados Unidos, ahora Stan que pegó en Veracruz pero que afectó sobre todo a Chiapas (y a Veracruz mismo y Oaxaca y Puebla e Hidalgo), un terremoto en Pakistan (en Cachemira de hecho), el río Amazonas secándose (ese río es gigantesco, no entiendo como se puede secar).

Entiendo que tanto desastre se atribuye al calentamiento global, causado a su vez por la quema de combustibles fósiles (gasolina pues) y otros químicos nocivos. Si ese es el caso entonces ya estamos a punto de acabarnos el planeta, y entonces las imágenes de esa película malísima (el día después de mañana o una jalada así) en donde se ven a miles de gringos pasando de mojados a México se hará realidad. Habrá que irnos acostumbrando a los desastres.

Por lo pronto insisto en que hay que ir a los centros de acopio (hay muchos) con ayuda para los damnificados del sureste (por favor no vayan a Televisa, no hay imagen más patética que ver a Emilio Azcárraga III y su séquito de empleados descargando un avión para salir bonitos en la tele).

Agradezco las palabras de aliento y los regaños que recibí por mi post anterior. Ya estoy un tanto mejor (por lo menos me mantengo estoico, digamos). Lo que sí es que sigo envuelto en el marasmo burocrático que si no deprime sí enoja a cualquiera; ya saben sigo tejiendo chambritas.

Adiós

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