20 de octubre de 2005

Candidaturas independientes

En este espacio he dicho hasta aburrirlos que el sistema político mexicano está agotado y por lo tanto lo que realmente necesita este país es un nuevo pacto federal que actualice estructuras anquilosadas y pensadas para un régimen de partido hegemónico en donde una persona era la que tomaba todas las decisiones. Ahora está en la mesa el tema de las candidaturas independientes a raíz de una decisión de la corte interamericana sobre una demanda de Jorge Castañeda .

Jorge Castañeda como persona me parece marrullero, tramposo y nada confiable, porque ha cambiado de ideas y de bandos como de calcetines. Primero impulsó a Cuauhtémoc Cárdenas en 1994, pero en cuanto vio que era la ruta equivocada se alejó de él. También participó muy intensamente en el Grupo San Ángel, en el que se encontraban prácticamente todos los intelectuales de renombre y respeto de este país (estamos hablando del período de Carlos Salinas si mal no recuerdo) y uno que otro colado (como la bruja de Elba Esther). A la larga la mayoría se alejó porque descubrieron que servían a los intereses de algunos cuantos, Castañeda incluido.

En el 2000 se volcó a impulsar el voto útil para favorecer a Vicente Fox (era de izquierda recalcitrante y de pronto es el promotor de un exdirector de la Coca Cola). Por fin su apuesta le salió bien y acabó como canciller, puesto en el que se dedicó a destruir la política exterior mexicana tradicional (me refiero a la doctrina Estrada por supuesto) que era uno de los pocos aciertos del régimen priísta. Fue el culpable directo del "comes y te vas" y de la reacción cubana a ese garrafal error.

Ahora bien, aquí hay dos puntos, el primero es Castañeda en sí mismo; yo no le daría mi voto, por todo lo ya expuesto y muchas cosas más. Sin embargo el punto fundamental de la discusión es si puede o no ser candidato sin partido. Las leyes mexicanas dicen que no. La jurisprudencia internacional dice que sí, así que la discusión hoy está en cuál prevalece, la Constitución o los tratados internacionales firmados por nuestro país. Esto no es menor, y le da de comer a ejércitos de abogados que pujan por cualquiera de los dos lados, pero lo de fondo no está en este debate.

Por qué en México no puede un ciudadano ser candidato a cualquier puesto de elección popular sin contar con un partido político que lo respalde. La respuesta es la misma que justifica las toneladas de billetes que reciben los partidos año con año: si el Estado no les da recursos, entonces de dónde saldrían (del narco, de compromisos espurios, de componendas, etcétera). Un ciudadano cualquiera de dónde sacaría dinero para financiar su campaña si no es de un partido. Ese es el fondo de la cuestión, y se suscribe en un escenario de política electoral que parte de la desconfianza de todos contra todos.

Sí, deberíamos como sociedad permitir, creo, la participación de ciudadanos independientes en los procesos electorales, pero en el marco de una reforma profunda (y con esto vuelvo al principio del post) del Estado. El sistema de partidos está prácticamente agotado, y por ello creo que hay que cambiarlo en su conjunto. Pero así, como ocurrencia genial incluir a un candidato independiente de pronto, simplemente desestabiliza más que ayuda. Eso opino yo. O ustedes qué creen.

Adiós

No hay comentarios.: