Se imaginan ustedes a un pobre güey, que va caminando, probablemente acompañado de su familia, por los pasillos de Perisur (que es un centro comercial de Ciudad de México) y de pronto llega un superoperativo de la AFI (Agencia Federal de Investigaciones, que es como si dijeramos el FBI región 4) te levantan, te suben a una camioneta y acabas en algún separo de la SIEDO (subprocuraduría de algo que tiene que ver con la delincuencia organizada).
Peor tantito, imaginan al famosísimo vocero del Presidente diciendo que han detenido en Perisur a uno de los narcotraficantes más buscados en el país, a la vez que muestra un rostro lleno de orgullo por la efectividad de las fuerzas policiales y de procuración de la justicia.
O peor aún, imaginan la cara del tipo que al hacer la prueba de ADN descubre que el narco no es tal sino un pobre güey completamente inocente que iba pasando y que confundieron con el maleante.
O más peor, imaginan las carcajadas del verdadero narco al ver la noticia en televisión.
No, no es ningún programa cómico malo de TV Azteca, esto en verdad sucedió ayer. No hay más que comentar.
Adiós
5 de julio de 2005
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