29 de junio de 2005

El mundo de los zombis

Trabajo en una dependencia del gobierno federal, eso ya lo he dicho hasta el cansancio. Una de mis funciones más importantes es coordinar a mis pares en los gobiernos de los estados. Para cumplir con esta "altísima obligación, en un afán de fortalecer el pacto federal y las soberanías de los estados", periódicamente convoco a juntas para discutir sobre los temas que me toca tratar.

En eso estoy ahora, reunido en un saloncito de un hotel biznes class bebiendo café y consumiendo galletas. El punto es que para qué demonios los convocas y los pones a discutir sí al fin y al cabo todos con ojos acuosos e hilillos de baba corriendo por las comisuras de sus bocas sólo asienten con la cabeza y no aportan absolutamente nada sobre nada.

De acuerdo, violencia excesiva, pero uno suele agotarse de tanta apatía. Luego a la hora de que los pones a trabajar todos los acuerdos que firmaron es cuando comienzan a quejarse, alegando que no saben o que no pueden o que no les compete. Claro que eso no lo dijeron en el momento apropiado, verdad.

En fin, para mí más sencillo, si no discuten (salvo honrosas excepciones por supuesto), no se quejan y no opinan, pues ellos lo sufrirán.

Bueno ya me quejé, regreso después de que acabe mi reunión, con miles de disculpas en sus blogs porque no he ido a vistarlos más que aleatoriamente.

Adiós

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