Los últimos tres días estuve encerrado en un salón de hotel, con agradable aire acondicionado coordinando una reunión con varios representantes de diversos gobiernos estatales. La verdad es que la reunión fue un éxito, pero...
Si ustedes me preguntan, hoy, 10 de junio (día del halconazo) de 2005, y en un escenario en el que compitan Santiago Creel, Roberto Madrazo y Andrés Manuel López Obrador, votaría por este último. No porque crea que es el mejor, más bien porque creo que es el menos peor. Sé que existe la opción del voto en blanco, pero en México no tiene ningún sustento legal, ni sentido alguno votar en blanco, no es reconocido como en España o Brasil. Tampoco creo en el voto útil, que significa votar por alguien con el objeto de que un tercero no gane. Podría votar sin cargo de consciencia alguno por el que vaya al final en las encuestas siempre y cuando me convenciara. No es el caso, no hay ahora ninguno que me atraiga.
Bien, pero el punto es que si yo votaría sin cargo de consciencia alguno por López Obrador, entonces porque los representantes del gobierno del Distrito Federal se han empeñado en hacerme la vida imposible. Sé que represento a una institución federal y por tanto "panista". Pero cuál es la maldita consigna para maltratarme de ese modo. Me explico, los representantes del gobierno capitalino buscan reventar cualquier sesión a la que son invitados por el gobierno federal; no es un asunto que tenga que ver con gobiernos perredistas, porque el de Zacatecas y el de Guerrero eran muy simpáticos.
Afortunadamente capotee dignamente el acoso al que me vi sometido, y al final la del GDF decidió mejor retirarse.
Espero, francamente lo espero, que cuando AMLO sea presidente no utilice estas técnicas de acoso a gobiernos locales, porque va a terminar de reventar el frágil equilibrio de órdenes de gobierno que existen en el país.
Adiós
10 de junio de 2005
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario