9 de julio de 2004

Y ya es fin de semana

Hoy, a pesar de como me siento, sí fui a trabajar. Arrastré mi humanidad por horrendos microbuses (recuerden que me robaron mi carro) para cruzar media ciudad y llegar a los australes rumbos del pueblo de Tlalpan. No hubiera ido de no ser porque no me paré por ahí en toda la semana y tenía millones de pendientes que atender. Muchas llamadas con importantes funcionarios de gobiernos estatales (no olviden que en el gobierno cualquiera es "el señor licenciado" y por lo tanto un "importante funcionario") que requerían de mis atenciones. Cientos de papeles que revisar y aprobar pues la oficina puede caerse si no estoy presente (me puedo dar el lujo de estimular mi amor propio, ¿no?). Vaya, pues sólo había tonterías, así que vegeté todo el día, esperando a que sonara el silbato (de manera figurada, claro) y arrastrar de nuevo a mi linda personita hasta mi casa para atiborrarme de remedios caseros e industriales. Ahora ya estoy un poco mejor y mañana me toca más trabajo de circo. Los ánimos los estoy buscando...

Adiós

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