La verdad es que esta ciudad ha pasado por crisis miles de veces peores a la de esta gripita mutante que nos tiene apanicados. Inundaciones, guerras, destrucciones, temblores, más guerras, más temblores. Ayer vi como la gente se arremolinaba en el súper tratando de alcanzar la última botellita de agua, como todo el mundo anda en la calle con cubrebocas (por favor el cubrebocas sólo es útil en condiciones de aglomeración, para salir a pasear al perro no sirve), con rostros de desazón...
Y la próxima semana que se levante la emergencia y todos salgamos con nuestras playeras de "yo sobreviví la influenza 2009" entonces regresaremos a la cotidianidad.
Por lo pronto ya sigo trabajando, o sea que ni siquiera me tocaron las bondades de la emergencia.
28 de abril de 2009
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