Pues sí, fui a la marcha convocada por el famosísimo Andrés Manuel López Obrador. Me levanté temprano (nunca me levanto temprano en domingo, es contra mi religión, además iba crudo, pues ayer se me cruzaron unas Guiness en el camino); dirigí mis pasos al metro Chapultepec y luego hasta Paseo de la Reforma. Llegué poco después de las diez de la mañana y ya estaba eso atascado. Caminé hasta el Ángel en donde me senté un rato, hasta que pasó López Obrador acompañado de la siempre presente Yeidckol.
Seguí el camino y conforme más avanzaba más me sorprendía de la cantidad de gente que asistió. Para cuando llegué al Zócalo ya estaba prácticamente lleno, me instalé después de muchos trabajos tras el templete y desde ahí escuché un desangelado acto (la nota supongo era la marcha, no el mensaje) que abrió Porfirio Múñoz Ledo (¿?) que se llevó una merecida rechifla, y que continuó AMLO con un mensaje que más bien pareció inicio de campaña que protesta por su desafuero. Fin. Se acabó, me lancé al Tacuba a comer (moría de hambre) y regresé a casa.
Lo importante es que hacía años que no me paraba en una marcha. El año antepasado en Buenos Aires me tocó una manifestación de las madres y las abuelas y las bisabuelas y no sé que más de la Plaza de Mayo (en la Paza de Mayo off course). Pero fue un asunto completamente incidental, yo estaba ahí y llegaron los manifestantes. Pero ya no recuerdo la última vez que asistí a un asunto de estos voluntariamente.
El hecho es que lo disfruté, lástima que era silenciosa porque iba con ánimos de decir consignas; también me sorprendí porque nadie se dignó gritar nada frente a la embajada gringa, siempre tan ad hoc para una rechifla, una mentada de madre, no sé, algo. Tampoco se acostumbra ya según veo, gritar "prensa vendida" cuando pasas frente al Excélsior o El Universal (que seguramente están deseando que alguien compre aunque sea un ejemplar). En fin, regresé satisfecho. Según el gobierno capitalino asistieron alrededor de millón doscientos mil personas, no tengo idea si el dato es cierto o no, pero de que había un montón de gente, había un montón de gente.
Adiós
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