19 de abril de 2005

Habemus Papam

Pues ya de regreso de Tlaxcala, que está obscenamente cerca (una hora del metro Puebla al centro de Tlaxcala), y que es tan pequeño que en un par de vueltas ya recorriste toda la ciudad. Me dijeron que los tlaxcaltecas son machines y pude comprobarlo: me tocó ver a un tipo jaloneando del cabello a su chava, en plena plaza central. De lo que hice allá aburrido, muy aburrido, mejor ni les cuento, pero ya estoy de vuelta.

Y en medio de mis actividades tlaxcaltecas que me voy enterando que en mi ausencia decidieron nombrar nuevo Papa, el cardenal aleman Joseph Ratzinger, también conocido como el "cardenal de Hierro", y uno de los sujetos más ultras de toda la iglesia. Si hace algunos meses (o semanas no recuerdo) hacia escarnio de don Norberto, por su "suspirancia", ahora voy arrepintiéndome, creo que nuestro cardenal hubiese sido mejor Papa que el ya Benedicto XVI.

Y no es que yo sea católico o me importe, pero la Iglesia Católica sigue siendo un aspecto predominante en este país y en gran parte del mundo, así que ya va siendo tiempo que comience a flexibilizar sus posturas con relación a temas escabrosos como el aborto, la homosexualidad y cosas así. Pero por lo pronto no será en este papado, pues Ratzinger es, insisto, ultra de ultras. Afortunadamente está ya mayorcito, así que no va a durar 26 años en el cargo (y muy probablemente esa fue una de las intenciones del conclave al elegirlo, un papado corto). Así que aquellos que esperaban cambio en las cosas después de la muerte de Juan Pablo II, pues sí, pero al revés, va a ser todavía menos flexible que el anterior.

Adiós

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