Bien, ya pasaron las fiestas, brindis, borracheras (bueno esas no acabarán nunca creo) y demás eventos cívicos para recordar el fin del año y comienza uno a pensar que sucederá en 2007. Nunca como ahora había sentido un cambio de año, supongo porque me dio un gusto increible que terminara 2006. En verdad fue bueno que acabara, lo sentía como apretándome la garganta y bloqueándome para impedir que avanzara. Ahora me siento un poco más liberado. No sé aún que me depara el 2007, todavía estoy de vacaciones y gran parte de lo que pase conmigo este año lo comenzaré a pensar a partir de la próxima semana.
Pero hoy respiro mucho más tranquilo y con calma. Para festejarlo me voy a ir a recorrer la ciudad que ya de nuevo comienza a retomar el ritmo después del impasse de las fiestas. Vamos pues a ver como amanece este año.
Adiós
3 de enero de 2007
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