La situación en mi trabajo es cada vez más insostenible. Sé que puedo llegar a sonar repetitivo, pero llevo un par de mesesitos que pa' que les cuento. El viernes tuve un desencuentro bastante desagradable con mi jefe, sumado a ciertas tácticas que en la administración pública suelen interpretarse como que estás a punto de ser corrido. En fin, si alguien quiere darme trabajo yo con mucho gusto acepto.
El mismo viernes en la noche, casi a la media noche, fui a los campamentos de Reforma. Mi objetivo fue hacer turismo, conocer como se organizan, sus horarios, como le hacen para trabajar, en fin, ver como pasa la vida en este lugar que concentra la atención de toda la ciudad (y del país). Me encontré a mucha gente, tranquila, discutiendo, platicando, conviviendo, en muy buen plan, en fin ejemplar. Sé que es molesto para muchos, pero es uno de esos submundos que nunca te imaginarías que puedan presentarse en esta ciudad. Recomendable ir.
Sábado y domingo los dediqué a labores propias del hogar, comprar víveres (que luego ni uso, pero hay que comprar de vez en cuando), ordenar pilas y pilas de papeles, en fin, nada memorable. También vi la película Microcosmos, que es un documental con muchos animalitos; me gustó pero no me pareció tan tan buena como me la habían pintado; en fin, nada más. Ahora vamos a tratar de sobrevivir a la semana.
Adiós.
14 de agosto de 2006
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