Pues a pesar de mi apocalíptico post de ayer la Comisión Instructora de la Cámara de Diputados decidió postergar la decisión para el viernes 2 de abril (insensibles, casi tengo que reescribir mi post). Así que entre tanto sucede lo que suceda pasaré a lo siguiente.
Les cuento que no traigo mucho que decir de Huatulco, prácticamente no salí del hotel, me desconecté totalmente del mundo exterior e interactué exclusivamente con el señor que traía las chelas. El único esfuerzo físico que hice consistió en extender mi brazo derecho hasta donde se ubicaba la cerveza en turno, atraerla hacía mi boca, ingerir y devolverla a su sitio. Un ratito al mar, nadar quince minutos y luego regresar a la seguridad de mi Pacífico.
Fui una sola vez al pueblito que se llama La Crucesita, que es pequeño pero simpático, aunque se imaginarán que estaba atascado como metro Pantitlán a las siete de la mañana, así que después de cenar y beber unas cuantas cervezas más en algún antrillo local hui y volví a refugiarme a la tranquilidad de mi hotel.
De regreso a la Ciudad de México la vida me volvió a alcanzar de modo que estos días me he visto imbuido en el trabajo, por lo que es probable, esté algo ausente en la próxima semana, pero no crean que ya se salvaron de mi, no, volveré. Por aquí sigo.
Por cierto acepto tips para librarme de mi queismo; revisé los párrafos recién escritos y detecté once "ques". Tantos cursos de redacción y tantas cosas olvidadas.
Adiós
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