El fin de semana pasado, casi subrepticiamente, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó una resolución no vinculante que rechaza cualquier tipo de clonación humana, incluso aquella desarrollada para fines terapéuticos.
De hecho la resolución en sí misma no me sorprende, sobre todo por la política conservadora y religiosa que impulsa Estados Unidos. También la lista de países latinoamericanos que votaron a favor de esta resolución eran los esperables, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, por supuesto México, es decir aquellas naciones que tienen gobiernos de derecha.
En México el asunto paso de noche, casi nadie se entero, así que no ocasionó mucho revuelo, además no nos engañemos, esta es una sociedad fundamentalmente conservadora, exceptuando algunos enclaves más o menos progresistas (que usualmente coinciden con aquellos estados donde gana el PRD). Incluso ahora que El Vaticano acaba de aprobar la anulación del matrimonio de Martita Sahagún, pues se puede interpretar como una muestra de agradecimiento, porque hasta eso el Estado Mexicano ha sido inconstante en cuestiones de este tipo.
Pero el asunto fundamental no es la política mexicana. Es el hecho mismo de la clonación. Estoy seguro que antes de morir veré gente clonada caminando por la calle. Es un hecho por lo pronto su desarrollo como opción para curar enfermedades intratables como el parkinson, y probablemente en el futuro para sustituir gente (¿?).
Bien, los "duros" (como soy sociólogo entiendo como "duro" a aquel que se dedica a las ciencias "exactas" o como quiera que les digan ahora) consideran (muchos por lo menos) que la personalidad, el carácter, la forma de ser y relacionarse con el mundo está en gran parte determinada por sus genes. Es decir que estamos determinados biológicamente a ser lo que somos. Yo he pensado al respecto mucho. Cómo sociólogo, por supuesto creo que lo que nos determina es la sociedad en la que nos desénvolvemos, mucho más que los genes que nos heredaron nuestros padres.
Ahora bien como persona con sentido común (que suele ser muy sobrevalorado) recuerdo a todas (a algunas, no tengo tan buena memoria) las personas que de alguna manera determinaron lo que soy ahora. Por qué estudié en una escuela y no en otra, por qué decidí por una profesión y no por otra, por qué trabajo donde trabajo y me relaciono con quien me relaciono. Todo ello me lleva a la conclusión de que somos lo que somos por nuestras relaciones sociales. Por supuesto no descarto razones biológicas en principio, pero no creo que sean tan determinantes.
Recuerdo muy vagamente una vieja película que se llama Los Niños de Brasil o algo así, y trata de un grupo de nazis que clonan a Hitler, hacen muchos hitlercitos y en algún lugar de la selva amazónica recrean un ambiente similar al que tuvo el Führer para que crezca siendo la misma persona. Sólo así creo, se producirían clones idénticos. En resumen, considero prácticamente imposible generar sujetos exactos (vaya muy parecidos) clonándolos. Al fin y al cabo serán diferentes.
Reflexiones de una tarde lluviosa cuando la neurona comienza a hechar humo.
Adiós
24 de febrero de 2005
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