25 de enero de 2005

Reforma del Estado

He repetido hasta el cansancio en este espacio la necesidad de someter al Estado mexicano a una reforma profunda, que trastoque hasta sus cimientos la estructura presidencialista que tan agotada está ya.

De hecho cuando el gobierno del"cambio" llegó al poder en 2000, mi primera impresión es que se comenzaba a caminar en ese sentido. Fox (es un señor que dice que es presidente) designó a Porfirio Muñoz Ledo como el responsable de impulsar una propuesta consensuada entre los sectores intelectuales más importantes del país. Con el paso del tiempo se vio que en realidad en la administración ¿panista? no había la intención de concluir dicho esfuerzo. Lo dicho, Muñoz Ledo acabó haciendo un librito que editó la UNAM y se fue de embajador creo a la Unión Europea (creo).

Entre tanto de este lado del océano el gobierno federal ha pasado cuatro años empantanado en una lucha inútil con el legislativo, para sacar reformas "estructurales" (que son estructurales sólo en lo económico) de acuerdo a los dictados del Banco Mundial, el FMI y el BID. Ello sólo demuestra lo inoperante de nuestro sistema político. La correlación de fuerzas entre los diferentes actores políticos hace imposible conseguir acuerdos trascendentales. Realmente imposible.

Hoy la situación está en un impasse, porque además el narcotráfico se ha decidido a declarar la guerra al gobierno. Y a la vez que Fox (sí, el esposo de Martita) declara rimbombante que el Estado no ha sido rebasado ni nunca lo será (a ver si el señor nos presta su bola de cristal), el estado de Tamaulipas está prácticamente tomado por el ejército ante el temor de ofensivas del narco.

En este contexto, ayer, Fox (¿ya saben quién es?) volvió a encomendar a Porfirio Muñoz Ledo (cuatro años después) encabezar otra vez, ahora una reforma menor, probablemente electoral cuando mucho. Me parece que es demasiado tarde; siendo pesimista me da la impresión de que se perdió la oportunidad, no creo que se haga en lo que resta del sexenio, y mucho menos en el próximo (si llegan López Obrador o Roberto Madrazo, pues ambos son fundamentalmente presidencialistas). La única oportunidad estaría en un reclamo frontal de la ciudadanía, esa entelequia llamada sociedad civil que a veces se pone las pilas e impulsa al gobierno a hacer cosas a pesar de sus intereses... pero eso está por verse.

Adiós

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