21 de agosto de 2004

La bestia reloaded

Nadie sabe exactamente cuando pasa el tren, no tiene un horario definido, depende de la cantidad de vagones listos para ser transportados. Por ello es problable que un indocumentado pueda esperar a veces hasta dos o tres días su paso. Entre tanto algunos, los más afortunados consiguen refugio en las casas próximas a la estación. Se ocultan ahí por algunos pesos, pero no todos los tienen, por lo que siempre hay grupos de hasta cien centroamericanos esperando en los pastizales que rodean las vías. Son presa fácil de policias municipales que los extorsionan y de las famosas maras, principalmente la m13 y la m18.

Este es el momento en el que llegan los Betas. Les reparten folletos, comida, agua y recomendaciones sobre las rutas más seguras para llegar a la frontera norte del país. El grupo Beta es una corporación del Instituto Nacionald e Migración (INM) que se dedica a brindar protección a los migrantes. Parten del principio de que igual van a cruzar, y que es imposible detenerlos a todos así que mejor que sepan a lo que van y se preparen. Pero no son suficientes. En toda la frontera sur sólo hay dos grupos con quince efectivos cada uno. Tampoco tienen la capacidad de enfrentarse a las maras.

Cuando por fin se escucha el pitido de la bestia se observa como cientos de personas,hombres y jóvenes la mayoría, salen corriendo de los lugares más inimaginables para abordarle. Aquí es dónde suceden las primeras desgracias, el tren toma velocidad y algunos ya no lo alcanzan, corren tratan de subirse, resbalan y caen bajo las ruedas de metal. El Beta afirma que cada vez que el tren sale de cuatro a cinco personas caen. Si tienen suerte pierden algún miembro, y si no...

A cada tren suben hasta trescientas personas, pero aún no van seguros porque algunos también son maras, los asaltan y luego los avientan. O simplemente se quedan dormidos por la fatiga y caen sobre las vías...

El tren parte de Ciudad Hidalgo, y el último punto de revisión está en Arriaga, ambas poblaciones en Chiapas. Sí lograron superar estos puntos es muy probable que lleguen hasta Orizaba. De ahí tendrán que utilizar otros medios de transporte para llegar a su destino.

En algunas poblaciones las familias que viven cerca del paso del tren les dan alimentos, parte por altruismo, parte para que no asalten sus casas. La migración ya es un fenómeno que afecta estructuralmente a cientos de poblaciones en Chiapas, Oaxaca y Veracruz.

El INM deporta alrededor de cuarenta y cinco mil guatemaltecos, hondureños y salvadoreños al año. Hay días que de la estación migratoria de Tapachula salen hasta quince camiones que llegan hasta Aguacaliente en Honduras. Nadie sabe cuantos logran llegar a la frontera con los Estados Unidos y cruzarla.

No se puede acabar con la pobreza en sus lugares de origen, ésta es estructural, tampoco se puede impedirles que decidan ir a probar suerte a Estados Unidos. La frontera sur de México es sólo imaginaria, completamente porosa.

Entonces cómo evitar que viajen en esas condiciones. Una compañera que iba conmigo a este viaje exigía indignada que se cerrara la frontera; yo opinaba que es un esfuerzo inútil, pues de todos modos pasarían, sólo que (al igual que nosostros en los Estados Unidos) con más riesgos.

Abrir el paso y dejar que lleguen libremente a Tijuana o Nuevo Laredo es imposible, porque se enrarecerían nuestras relaciones con el país del norte. Su destino es vivir a expensas de lo que la bestia decida y encomendarse a la suerte, de no caer, de no encontrarse con las maras o con las policías municipales. De tener la fortuna del pariente que vive ya en Chicago, Atlanta o NY (porque prácticamente todos tienen familia que les espera). Ahí se los dejo para que opinen.

Adiós

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