20 de junio de 2006

Otra vez el ingeniero

Cuauhtémoc Cárdenas es ya casi un prócer, cuando salió del PRI en 1987 cambió la historia de este país. Es tácitamente aceptado por todos que él ganó las elecciones de 1988 y que fue víctima de un fraude (llamado "patriótico" por los perpetradores) que coloco en la presidencia a Carlos Salinas de Gortari. Después Cárdenas se dedicó a conformar lo que ahora es el Partido de la Revolución Democrática (por cierto con el registro del Partido Socialista, a su vez heredero del PC). Logró aglutinar a los grupos más disímbolos bajo un solo membrete, comunistas, troskistas, socialistas, expriístas, revolucionarios, en fin, todo un éxito en su momento aunque a la larga esto se convertiría en la principal problemática del PRD, las tribus.

Después, convencido de su lugar en la historia contendió en 1994 contra Zedillo y en el 2000 contra Fox. Por su puesto en ambas ocasiones perdió. Sin embargo estaba ya listo para su cuarto intento en el 2006 fortalecido por el triunfo de Lula en Brasil (en su cuarto intento precisamente), pero hubo un elemento que no consideró, la figura creciente de López Obrador. En un momento determinado el ingeniero midió fuerzas, se dio cuenta de lo futil de su intento y decidió no contender por la candidatura de su partido.

Pero el ingeniero no perdonó. Criticó acremente (y con razón, creo) a los salinistas que poco a poco fueron apropiándose de la campaña de López Obrador y buscó que Jesús Ortega ganará la candidatura por el gobierno del Distrito Federal (de hecho, según sé, condicionó su apoyo a AMLO a cambio de la derrota de Ebrard). Supongo que como un gesto de buena voluntad Ortega acabó como coordinador de la campaña del tabasqueño, un cargo decorativo si se considera que el poder real de la campaña está en las redes ciudadanas que controlan... los salinistas.

Desde entonces Cárdenas se ha dedicado a mandar mensajes al PRD y a López Obrador: reuniones con opositores, afirmaciones veladas, en fin. Ahora fue nombrado responsable de las celebraciones del bicentenario de inicio de la independencia y centenario de la revolución mexicana. Reconocimiento por demás merecido dado su lugar en la historia de México, pero aprovechado para seguir mandando denuestos a la campaña de AMLO; juega al líder traicionado por sus bienamados hijos.

Si preguntan mi opinión me parece un tanto patética su postura, alguien tendría que decirle que ya ganó su lugar en la historia y ahora debería concentrarse en organizar el jubileo (siempre he querido utilizar esa palabra) y recibir los aplausos y muestras de cariño que se le darán prodigamente en 2010. Por lo menos eso creo...

Por cierto, que raro mundial estamos viendo, digo lo del empate de México frente a Angola no me sorprende, esa es la clásica inconstancia de la selección nuestra; lo que me sigue sorprendiendo es lo contundente de los resultados, goleada tras goleada tras goleada, espero que a México no le vaya muy mal mañana contra Portugal.

Adiós

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