No han sentido de pronto la necesidad imperiosa de sentir intensamente; esos dolores absurdos ocasionados por un desamor, un engaño o desengaño, acompañado por el vacío implícito. O tal vez todo lo contrario, un amor de esos que te ciegan hasta la estúpidez...
No hagan caso, ya estoy de vuelta, melancólico y absurdamente cursi. Ya mañana posteare en serio.
Adiós
29 de agosto de 2005
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