Cuando estaba chavito, en la universidad por ejemplo, pensaba que alos treintas ya iba a tener mi vida encaminada y definida. Ahora en los treintaytantos me doy cuenta de que ni siquiera he empezado a decidir que quiero hacer conmigo. Hoy lo único que tengo claro es que no quiero seguir haciendo lo que estoy haciendo, fundamentalmente en el ámbito laboral, pero no sólo.
Mañana firmo escrituras para un depa chiquito en un barrio simpático de esta ciudad, lo cual está padre, casa propia (bueno del banco), que me hace más próximo al sueño del clasemediero de tener techo, vocho e hijos (los hijos todavía no llegan). Eso quiere decir que en lo material voy más o menos bien, pero si consideras lo otro, lo que alimenta a la mente, en esa parte no estoy tan bien.
No estoy mal, ojo, simplemente quiero más y no sé por dónde. Es un asunto de fijarse metas, pero eso de pronto no es tan sencillo, por lo menos para mí.
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